Cortesía de: http://www.wallsave.com |
Cuando
entras a ese corredor, lleno de sombras que dibujan recuerdos pasados de
aquello que alguna vez viviste, es el momento en que los escalofríos toman el
control de tu cuerpo, tu mente se apaga y el pánico se hace tu amo. Escuchas pasos detrás de ti, lentos,
constantes y firmes, pero no hay nadie ahí ¿te siguen? No, estás solo. Sigues
caminando y sientes como si algo te observara, comienzas voltear furtivamente
-- ¡Hay alguien ahí!-- Te grita tu
mente, pero no hay nadie, intentas hablar pero tu boca está sellada, llevas tus
manos a los labios, los buscas desesperadamente, tocas, sientes y mueves tus
manos erráticamente, tú boca ya no existe, nadie te escuchará gritar.
_¿En dónde estoy? _ Te preguntas _ ¿Por qué
estoy aquí? _ Continuas caminando, la oscuridad cada vez es más densa, las
sombras comienzan a moverse mientras cambian grotescamente de forma. Figuras
deformes se proyectan, comenzando a susurrar sonidos viscosos y repugnantes que
recuerdan al estallar de insectos al ser pisados por un zapato. Intentas correr
pero tus piernas te traicionan haciéndote tropezar. Escuchas más pasos,
rápidos, unos lejanos, otros cercanos.
Desde el suelo y sin levantar la vista comienzas a rezar, recuerdas a
tus seres queridos y pides perdón, pero pronto te das cuenta de que Dios no
está ahí, él no te escucha, no en ese corredor. Cuando las plegarias se agotan
y la esperanza muere una sombra aparece ante ti, sus ojos son rojos como el
rubí pero fríos como el hielo, vacíos de cualquier rastro de bondad. La figura
lentamente se acerca y te ofrece su mano. Al ver detenidamente su rostro notas
una sonrisa vacía, llena de maldad. Te levantas, apartas su mano y comienzas
una inútil carrera por tu vida. Todo comienza a vibrar mientras las sombras se
vuelven más y más espesas, sientes como se pegan a ti, haciéndote más pesado y
torpe. Son tus demonios, finalmente están sobre ti.
Exhausto
de tanto correr y cargar el peso de aquellas energías pútridas, decides
rendirte. Te dejas caer de rodillas, miras al frente y ves una gran silla.
Tenebrosa se irgue majestuosamente este trono hecho de oscuridad del que
sobresalen ojos, todos vacíos. En él está sentada la figura de ojos rojos,
lentamente se levanta y comienza caminar hacia donde te encuentras. Tus fuerzas
son nulas y tus ganas de vivir se han esfumado. Cuando la figura te tiende su
mano, esta vez la tomas. En ese momento imágenes comienzan a llegar a tu mente
y es en ese momento en que descubres la verdad, ya no perteneces al mundo de
los vivos. Ahora tu hogar son las sombras, entre ellas te moverás y tu fatal
destino aceptarás. Tienes un nuevo señor al que seguir, eres libre de tu cuerpo
y tu alma es ahora parte de su poder. Ya nada duele, ya el miedo no existe, el
frío se ha ido pues ahora formas parte de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario